Introducción
Las zapatillas de seguridad son una pieza clave en la protección laboral. No solo aportan comodidad durante largas jornadas, sino que también protegen los pies frente a golpes, objetos punzantes, descargas eléctricas o resbalones. Sin embargo, como cualquier equipo de protección individual (EPI), su eficacia depende en gran parte del mantenimiento que reciban.
Unas zapatillas de seguridad descuidadas no solo pierden su estética, sino que pueden comprometer la seguridad del trabajador. Por eso, en esta guía aprenderás a limpiarlas, secarlas y guardarlas correctamente, siguiendo las recomendaciones de expertos y la normativa vigente.
Normativa y buenas prácticas
En España, el calzado de seguridad debe cumplir con la norma UNE-EN ISO 20345, que establece los requisitos de resistencia, puntera, suela, propiedades antideslizantes y protección frente a riesgos específicos. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) recuerda que, además de adquirir calzado certificado, es imprescindible mantenerlo en buen estado para que conserve sus prestaciones.
Algunas recomendaciones clave recogidas en notas técnicas y documentos del INSST son:
- Seguir siempre las instrucciones de limpieza y mantenimiento proporcionadas por el fabricante.
- Sustituir el calzado en cuanto presente daños visibles que comprometan la seguridad.
- Guardar el calzado en condiciones que eviten deformaciones, humedad excesiva o exposición directa al sol.
- Respetar las normas ISO sobre etiquetado y cuidado de materiales textiles y de cuero, como la ISO 3758.
En resumen: cuidar tus zapatillas de seguridad no es solo cuestión de estética, sino también de cumplimiento normativo y prevención de riesgos.
Cuidado y limpieza paso a paso
1. Cepillado inicial
Antes de aplicar cualquier producto, elimina el polvo y la suciedad superficial con un cepillo de cerdas suaves o medianas. Este paso es clave para que la limpieza posterior sea más efectiva y no arrastres partículas que puedan rayar el material.
- Si has trabajado en entornos con barro o tierra, espera a que la suciedad se seque y cepilla con firmeza.
- Para ranuras de la suela, usa un cepillo de dientes viejo o uno especial para calzado.
2. Uso de productos adecuados
Cada material requiere un producto específico:
- Cuero o piel: limpiadores especiales para cuero, evitando detergentes agresivos o disolventes.
- Textil o malla: jabón neutro diluido en agua tibia y un paño suave.
- Microfibra o sintéticos: productos multiusos suaves, sin cloro ni alcohol.
Nunca uses lejía, amoníaco ni productos corrosivos, ya que deterioran el material y reducen su vida útil.
3. Limpieza del interior
El interior acumula sudor y bacterias. Para mantener la higiene:
- Retira las plantillas (si son extraíbles) y lávalas a mano con jabón neutro.
- Pasa un paño ligeramente húmedo por el forro interior.
- Usa desinfectantes especiales para calzado, evitando empapar el tejido.
Un interior limpio no solo mejora la comodidad, también previene olores y hongos.
4. Limpieza de la suela
La suela es una de las partes más expuestas a la suciedad y a productos químicos.
- Cepilla con un cepillo de cerdas duras para eliminar residuos.
- Si hay restos de grasa o aceite, usa un limpiador específico y agua tibia.
- Evita remojar la zapatilla completa: el exceso de agua puede deformar el material.
Secado y almacenamiento
Secado en sombra
Tras la limpieza, el secado debe ser natural:
- Coloca las zapatillas en un lugar ventilado, sin exposición directa al sol ni a fuentes de calor como radiadores.
- No uses secadoras ni aire caliente, ya que pueden deformar el calzado y dañar adhesivos.
Un truco útil: rellenar el interior con papel de periódico para absorber la humedad más rápido.
Guardar con relleno
Si no vas a usar las zapatillas durante un tiempo:
- Introduce papel o rellenos de espuma para mantener la forma.
- Guárdalas en una bolsa de tela transpirable o en su caja original, siempre en un lugar seco y fresco.
- Evita apilarlas con peso encima.
Mantener la estructura evita que la puntera se deforme y que la suela pierda su alineación.
Inspección y reemplazo
El INSST recomienda revisar periódicamente el calzado de seguridad para detectar daños que puedan comprometer su eficacia.
Señales de que necesitas reemplazarlas:
- Puntera abollada o dañada.
- Suela desgastada, con pérdida de dibujo o capacidad antideslizante.
- Costuras abiertas o roturas en el material exterior.
- Pérdida de impermeabilidad.
Unas zapatillas en mal estado no solo son incómodas, sino que dejan de cumplir su función protectora.
Ejemplos de modelos y cuidados recomendados
En nuestra tienda encontrarás modelos que, con un cuidado adecuado, pueden durar mucho más manteniendo todas sus prestaciones. Algunos ejemplos:
- Modelo AREA S1P SRC – Ideal para trabajos en entornos húmedos. Limpiar con paño húmedo y jabón neutro, secar en sombra y aplicar crema protectora para cuero.
- Modelo NEO S1PS SR FO ESD Zapatilla ligera de malla transpirable. Cepillado suave, limpieza con espuma jabonosa y secado natural.
- Modelo ROSS S3L FO CI HI ESD– Calzado S3 con suela antiperforación. Revisar suela cada dos semanas, limpiar con cepillo de dureza media y evitar almacenamiento en lugares húmedos.
Con estos cuidados, no solo alargarás la vida útil del calzado, sino que garantizarás que siga cumpliendo la normativa de seguridad laboral.
Conclusión
Cuidar tus zapatillas de seguridad es una inversión en tu bienestar y en tu bolsillo. Una limpieza regular, el uso de productos adecuados, un secado correcto y un almacenamiento cuidadoso son los pilares para que este equipo de protección siga rindiendo al 100 %.
Recuerda: la seguridad empieza desde los pies. Si tus zapatillas están en buen estado, podrás trabajar con mayor comodidad, reducir el riesgo de accidentes y cumplir con las exigencias normativas.
Descubre en nuestra tienda online toda la gama de zapatillas de seguridad y elige el modelo que mejor se adapte a tus necesidades.
Cómo cuidar tus zapatillas de seguridad